Pág. 16 mum de legislación político-social, con la que se le reconocen sus derechos representativos, de organización e integrantes a toda libertad civil. Los otros, los que representan los regímenes cuya constitución se ha dado en llamar ''totalitarios'', no sólo son totalme_nti faltos de huena fe, sino que no pueden tampoco considerarse de un modo legítimo, ni bajo el aspecto de estadistas, ni bajo el de diplomáticos. La calificación de tiranos es la que ha sido finalmente adoptada para designarlos. ,Sin embargo, son precisamente estos gobernantes que se apropian, completamente y sin retoques, de la frase cavourriana y se definen a sí mismos, '' tout court.' ~. como enviados de la divina providencia en <:alidad de salvadores de la patria y de legítimos intérpretes de sus pueblos. A esr propósito, han inventado un sin fin d~ mecanismos interiores seudo-humanitarios, con el objeto de engañar al mur!do entero, y se auto-proclaman verdaderos realizadores de la democracia genuina, sólo con pintar las instituciones del Estado con denominaciones falsas. Parlamentos, Consejos Nacionales, Corporaciones sindicales, Plebiscitos, Milicias cívicas, Obras asistenciales, etc., etc. Todo, P.11 fin, lo que ellos vilipendian doctrinariamente y en sus arengas callejeras, se ven luego obligados a ostentar con la más sorprendente incoerencia, para ocultar, frente al mundo cívilizado, la estructura tiránica de las leyes que imponen a sus "súbditos ". El secreto de su resistencia, a pesar del malestar reprimido de los países en que desgobiernan, no consiste seguramente en su trivial maquiavelismo interior, ni tampoco en aquella obra criminal y éxtorsionista hacia los demás países, que también califican de diplomacia totalitaria'.·:·,La verda~ es que los exponentes máximos de dichos regímenes, son unos dominadores que empezaron su carrera en ealidad de solMA TTEOTTI dados rasos y tienen una experiencia de muchos años de contacto con las masas populares. Entre esas masas han hecho Sel aprendizaje inicia:! de agitadores vulcánicos, luego, se han perfeccionado como -~r• ganizadores incansables, para consolidars;, f.Inatmente en la. profesión patente de ' 'méneurs '' asalariados. Toda su sabiduría, al final de cuentas, consiste al presente, en ma;ntener bajo su control las masas, mediante un riguroso encuadramiento seudo-sindical o seudosocialista, y en no renunciar a los contac-- tos con la muehedumbre, bien que se realicen con coerción y bajo la vigHancia de las milicias políticas. Al servicio de est~ programa han puesto una táctica, por cierto no de estadistas o diplomáticos, pero sí de policías expertos, continuando en esta forma con su oficio de "méneurs", en el qüe se habían perfeccionado a las mil maravillas a costas del pobre pueblo. Su mentalidad tramposa ha quedado, así, siempre la misma, GOnuna aplicación político-moral volcada desde el punto da vista doctrinario, pero siempre dirigida; como en "illo tempo re", hacia las más repugnantes canalladas. Todo eso -se entiende- es favorecido por las maestranzas y por el ambiente que, como perfectos organizadores, han sabido crear: una policía superfina, una red de espionaje habilísima, un periodismo muy servil, un Tribunal Especial feroz y una confinación oprobiosa. HISTRIONISMO Y CONSENTIMIENTO . Dicen: ¡ la multitud aplaude! ¿ Cómo no aplaqdir en las plazas abiertas, cuando se está colectivamente bajo el t.=lrror de las represalias por la vigilancia de los milicianos armados y de mala fac,ha,,. y cuando el follaiuolo" que habla, con h~'t,)il artificio histriónico, emplea una fraseología de cabecilla, clasificando aun -como en los tiempos de su marxismo mercenario- la
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