Pág. 10 MA TTEOTTI ENRIQUEDICKMANN RESURREXIT Enrique Oick1n9.nn ( Diputado ;1aclonal) El símbob de la resurrección es eterno y universal. ~o es, evidentemente, el retorno del muerto a la vida corporal, la vuelta a la existencia material, como lo pudieron sostener en la infancia de la humanidad, los que erigieron las ideas antropomórficas. Pero, es la resurrección del espíritu, de la idea, del ideal que prnfesaba y enseñaba el ser desaparecido; sobre todo si la muerte fué por la brutal acción o designio de un déspota que con la muerte del hombre se propone suprimir la idea por él profesada, que con la destrucción material de la vida de un apóstol pr·etende matar su credo. En tal cas~ la resurrección, en espíritu, del muerto es esperada y es segura; y nadie puede impedirla ni evitarla. La idea del hombre, el ideal del apóstol, la fe del santo, P-1 credo del mártir sobreviven a sus asesinos; se graban indefectiblemente en la memo- ■ ria de los hombres; se proyectan en el tiempo y en el espacio; y se convierten en un símbolo eterno y uniYersal. ¡ En una palabra: se produce el ernngél.ico milagro de la Resurrección! 'l'al es el caso de Prometeo en~ac1enado y cuyas entrañas cleYora el buitre, p<,:· orden de los tiranos del Olimp~, por e1 tremendo delito ele haber entregado a los dímeros el misterio del fuego. Tal e:--d caso ele -Sócrates, condenado por lo juee:e.· rle Atenas, a beber la cicuta por enseiLar a los hombres la razón y la justicia. Tal es el caso de Cristo-,Jesús crncificaclo por orden de los sacerdotes omnipotentes por haber predicado a los pueblo el amor y la paz. Tal el cas~ ch Giordano Brnno quemado vivo, por la crnel Inquisieión. por haber enseiíaclo a los mortalc.5 las verdades de la Ciencia. ¡ Y tal será el easo de Giácomo ~Iatteotti, asesinado p0r ----------------------------- -------- -:erá el resultado de todas ,Jas cobardías, de todas las aflojadas, de todas las claudi- ~aciones ele los hombres, de los partidos, de las naciones democráticas. El nombre de Matteotti se ha tornado el símbolo del martirio del pueblo italiano. Pero yo querría que se tornara sobre todo una lección y un escarmiento. La guerra que se prepara renovará el mundo, hará estallar cien revoluciones. Pero ... ¡ ay ele los partidos de i~uierda si no aprovecharán las oportuniclade5 ? la ocasio. nes para sacar de raíz, ele cuajo, todas las malezas de la reacción y sin piedad! La gran guerra había consignado el pO· der a las masas; sns jefes lo echaron ~stúpidamente por la yentana; la ¡;egun-~a (!l'a11 guerra se lo consignará por segunda yez. Esperemos que no se repitan los errore, ele la primera y sobre toclo que se encuentren a la cabeza de los pueblos hombres que tengan algo de Robespierre.
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