(Tontertas, etc. Viene de la página 23 ). Por lo demás de su artículo. . . /;Que el liberalismo padece una especie de "daltonismo de fobias", estimando al '' tirano negro'' y descuidando al '' tirano rojo" Y Eso es muy viejo, doctor Marañón. A todos los libertadores revolucionarios los han llamado ''tiranos'' los propios tiranos derribados. A la fuerza sana del pueblo libertado la Jlaman "tiranía" los antiguos esclavizadores. Usted lo sabe mejor que yo, seguramente. Por eso es doblemente lamentable la pobreza argumental de su trabajito, muy propio de la "Revista del Corazón de Jesús" o del "Pan de los Pobres de San Antonio''. El que la República le defraudara a usted particularmente no le autoriza para calumniar a su Patria, pintándola como esclava de Rusia, cuando usted sabe bien que no es precisamente Rusia quien pretende esclavizarla. Pero bien visto está ya que usted, como tantos otros, prefiere una España piojosa, hirviente de frailes y azotada de espuelas militares, a una España democrática, libre y digna de un noble vivir. Váyase, pues; váyase con la clerigalla, doctor. Lo hemos sentido mucho; pero ¡ qué vamos a hacer ! MATILDE DE LA TORRE. JUANANTONIO SOLARI IDEALES y DEBERES Si para algo ha de servir el sacrificio glorioso de quienes entregan su vida a la defensa de un ideal de libertad y justicia debe ser, ante todo,•para incitarnos a la acción. Pueden caer los abanderados, los voceros, los grandes animadores. No están, por desgracia, a cubierto del acecho traidor ni del crimen alevoso. Mas el ideal subsiste, y reclama de continuo animosos sostenedores, defensores valientes y capaces. El ejemplo de aquellos que supieron morir por él -como Matteotti- no puede ser sólo tema de anual recor_dación sentimental; sino im-. perativa exhortación para proseguir la lucha. Si aumentan las dificultades, si la batalla es más ruda y cruenta, si el peligro se extiende, la acción debe redoblarse, la lucha más encarnizada, más l firme el entusiasmo. · Hombres de acción, militantes de un movimiento social encaminado a la elevación mensurable de las condiciones de vida, trabajo y cultura del pueblo, la acción nos reclama. No hay para ella sino jornadas. Nuestro esfuerzo constante y tesonero se tiende, como un arco, para que la flecha luminosa del Ideal esté siempre lista. Ese esfuerzo no reconoce tregua, ni latitudes, ni intervalos MATTEOTTI- XIVANIVERSARIO• 26
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