lín continúen maniobrandcf las ·palancas ' de los instrumentos que van reduciendo a la España leal en un· montón de escombros y .de cadáveres. Pedir que se obligue al gobiern·o nipón, mediante una acción común, a retirar sus tropas de China. Qri.e los pueblos tengan et· derecho de gobernarse como quieran, que cada uno tenga la seguridad de que su mayor· protección está en la.justicia 'Y no .en la fuerza que se opone a la violencia organizada de los· estados fascistas. Esto sepa decirnos y hacernos entender Giácomo Matteotti en el décimocuarto aniversario de su ·muerte. Entonces, la resistencia gloriosa de Madrid, la lucha desesperada del pueblo· chino, habrán colocado la piedra fundamental para la reedificación de la humanidad. Y en Berlín libertada, en Roma devuelta a su misión de. civilizadora de pueblos, volverán a flamear las banderas de -la fraternid~d. Las banderas .enrojecidas por la sangre de Giácomo Matteotti. GIORGIOTESTENA. 17 e MATTEOTTI-_XIVANIVERSAR,10 Dt. HEBNANI MANDOLINI HUMANISMO ··, y raSCISMO ••• Una espectacular escena, digna de Shakespeare, por lo ·grotesc~ y terrible, . abre las puertas del régimen. económicosocial del siglo XIX. Los nobles ya ni cuentan, desposeídos por la ,Revolución de todos sus bienes ; pero una cáfila de ex terroristas, hombres sin dignidad y sin ideas,· acumulan poder y dinero en el desenfreno de la reacción thermidoriana. Muerto Robespierre, la crápula estalla. El hambre v los bastones de la jeunesse dorée azotan al pueblo : en lo alto triunfan los especuladores y las grandes prostitutas. Y en la sombra· de la Convención, apartándose de la mayo: ría ·oportunista o complaciente, los· últimos montañ'eses dignos, los hombres de la '~cresta", se muerden en silencio. Pronto la guillotina sabrá dar cuenta de su idealismo tenaz. El 12 Germinal de 1794 sesionan los representantes· del pueblo bajo la presidencia del elegante y cínico Boissy d' Anglas. Y Boissy, con el énfasis de la época, proclama: '' H ernos restablecido la libertad". Pero,· no bien acaba estas palabras, una muchedumbre desarrapada y· furiosa -los heroicos Sansculottes de las grandes jornadas revolucionarias- rompe las puertas y se precipita en el recinto, gritando: ¡Pan! El pan que falta·ba a los pobre<.;. ¿ Qué sentido podía tener la igualdad política, sin su. base ·natural y lógica: la igualdad, o, por lo menos, la justicia económica?
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