J..a Casa de la Maternidad, alcanzada por las bomba~ incendiarias: perecen en ella centenares de niños. restablecer a la España republicana c~n todos sus derechos; tercero: movilizar las masas para boicotar, con todos los medios posibles, la intervención fascista, con el propósito de exigir de los gobiernos y de la Sociedad de las Naciones la no-interverición fascista en España. Esta propaganda es indispensable en todos los países y especialmente aquí, en la Gran Bretaña, donde parece que la política del gübierno esté inspirada por ei deseo manifiesto, categórico, de dejar el camino abierto a la victoria fascista en España. Vengo del Jarama y puedo traer la impresión fresca, palpitante, no sólo de los milicianos de las Brigadas Internacionales que hacen . revivir en España la gloriosa tritdición del voluntariado, evocando los nombres de Lafayette, Garibalcli, Cipriani y muchos otros demócratas y socialistas; pero puedo traeros también la impresión fresca y palpitante de los milicianos españoles y del pueblo de Madrid. No, compañeros. Para el ejército republicano de España, para el pueblo de Madrid la guerra no está perdida, ni llegó a ese punto en que se lucha por desesperación; pero sin fe en el éxito. Durante siete meses, entre millare·s de errores de detalle -algunos de ellos graves- la España popular, a pesar de las corrientes individualistas y localistas, a pesar de carecer del verdadero sentido del Estado y de la organización, a pesar de faltarle una tradición militar y guerrera, cumplió el milagro de hacer surgir, de la masa caótica del pueblo en armas, un ejército popular que ya es capaz de grandes cosas y lo fué de aquella muy grande que es la defensa incansable y heroica de ~Madrid. Los soldados que en Talavera y en Toledo se desbandaban al primer choque, por falta de organización y disciplina, hace ya cuatro meses que resisten en las trinceras de Casa de Campo, de la Ciudad Universitaria, del Parque del Oeste, y en la batalla de MATTEOTTI --------------------------- 29
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