GALE RIA DE RETRA 7 OS ======================= Con aqt1el grito se extinguen los Habsburgos. Y llegan' los Borbones. Nada se gana con el cambio. Diversos los rasgos, análoga el alma. Allí está Carlos IV, un cualquier C'osa, en el óleo realista de Goya, ·cerca de la insolente y fea ramera real. Más allá,· eternizado por el mismo Goya, advertirás el gesto avieso de Fernando VII, déspota santurrón y lascivo........ Y hombres de Iglesia por todas partes. No hay pintura, como la española, que tanto abunde en retratos de clérigos - y de monjes, escolares del jesuita Sánchez; hijos espirituales de Domingo Guzmán,, más bi¡m de Torquemada, por ser pródigos en durezas y parcos en cristianas virtudes. ¡Recorriendo esta gálería, ahond~rás -y mucho mejor que si leyeras y comentaras juicios y oportunas anécdotas-'- el alma de los secúlares amos de España. Y debajo de los amos, el p'ueb.lo. Avisados pícaros, hidalgos hambrientos, aventureros de América y de Flandes y el pueblo auténtico, sencillo y de buena fe, eterno instrumento para la ambición de los mandones. Proletarios y pequeños burgueses, refinados y burdos, hombres de martillo, de azada o de pluma, sugestionados o dominados, durante siglos, por estos rostros, símbolos unos de la a~toridad mundana, otros de un dogma inflexiblr. Dominados o sugestionados; pero con una vitalidad extraordinaria, manteniendo su fondo natural bajo la más dura de las coerciones. Sí, una vitalidad extraordinaria, amigo mío: he aquí lo que le libró de convertirse en hato aborregado y ruín. Vitalidad que nace de la e.s.tü-pey tiene blasones históricos. La hallarás aquí mismo, en esta galería de recuerdos, cerca dedos reyes y de los clérigos, en los modelos que inspiraron las expresivas cabezas de Zurbarán y de Velázquez, en los ojos de estos místicos -grandes revolucionarios inconscientes- 'en el dinamismo' áspero de estos plebeyos que Goya buriló en sus visiones, con estremecimientos de tragedia.· Y ésta es -sin duda algmia-- la legíti~a alma española. Esta, y no la otra, la de los inquisidores, Jos cuellos torcidos y los tiranos. La advertirá.;; en los viejos romances, henchidos de emociones de pueblo, con arrebatos de orgullo y hoscas rebeliones, y su eco persiste en pleno absolutismo, como hidalga y justiciera protesta en boca de un villano: El alcalde de Zalamea. Y si quieres más, ya que los ejemplos abundan, recmerda a Quevedo, el estóico y el satírico, de quien son aquello& terribles tercetos que andan de boca en boca ........ Pero, ¿qué vale todo eso frente a Don Quijote? Don Quijote es el verdadero - y eterno símbolo de la España heroica, y lo hallarás. doquier: en Teresa, la admirable Santa quijotesca, en Juan López de Padílla, noble y jefe de una revolución social, y en los semblantes MATTEOTTI ============================= 25
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