Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

• rrido poderosamente para desviar a Francia de la política de las sanciones; la voluntad de las derechas de evitar a cualquier, costo la caída y el debilitamiento del faseismo, las perocupaciones del mismo orden de Lava!, y en fin cierto prurito anti-inglés de la opinión nacionalista. No obstante eso el mismo· La~al se ha de·bido pronunciar por las sanciones, aun con la esperanza de no aplicarlas. · El instinto de conservación ha hecho en cambio que al día siguiente del ttes de octubre se hayan reunido 51 naciones para consiclerar al "gobierno· italiano" (no a Italia) como violador del pacto y para aplicar las anciones. En la contraprueba · sólo levantaron la mano, para hacer acto de solidaridad con el gobierno fascista, el Austria de los asesinos de Wallisch y la Hungría de los masacradores de la comuna, vasallos del fascismo. ; '!'" ! i La misma imponente unanimidad se volvió a hallar en Ginebra para decidir que las sanciones previstas por el pacto fueran aplicadas el 18 de noviembre, y se hallará pÓr los inexorables de!,arrollos de una acción a la cual la· Italia del pueblo no puede sustraerse sino clavando al fascismo en la cr:uz de la guerra que ha querido y arrojando del poder a Mussolini y a &U banda. 1 VII NUIElSTRO "NO" N LA GUEJR!RA Desde hace trece años nosotros decimos: el fascismo es la guerra. Y hasta el último minuto hemos creído, o esperado, que el fascismo no cometiera el delito de precipitar a Italia en la aventura africana, destinada a trasmutarse inexorablemente en la catástrofe del país. No sólo no habíamos nunca apostado a los dados ensangrentados de la guerra, pero aún frente a la matemática certeza de un desastre que podía ser la tumba definitiva del fascismo, nuestra voz no se oyó sino para dar consejos de prudencia a Roma y de energía a Ginebra, en la aún tenue esperanz!l de contribuir a impedir la guerra. Desde entonces no ha pasado semana, no ha pasado día sin que ante los emigrados, en las reuniones de la Internacional Socialista, en las reuniones públicas, sin que nosotros denunciásemos en la preparación de la guerra en Africa un delito cont~a la humanidad, contra Europa, contra Italia. Cuando algunos se dejaron llevar por la ilusión que convendría esperar de la guerra• como del único acontecimiento :;usceptible de precipitar la suerte del fascismo, nosotros socialistas repetimos con mayor energía.nuestra oposición a la guerra en sí, el horror que la idea de gueMATTEOTTI• Xlf ANIVERSARIO

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