Italia y Yugoeslavia es interpretada como ,una cábala de guerra. Se habla de guerra como de una cosa inevitable. Se trasladan las tropas a las fronteras. Los diarios fascistas destilan veneno contra Francia desde todas sus eolumnas. ·uno de esos periódicos escribe cómicamente: "El perfil del duce a caballo semeja demasiado al del primer Napoleón para que. del otro lado de los Alpes se pueda dormir tranquilo". La 'política interna se mezcla a la exterior. La serie de los atentados dirigidos contra Mussolini, el de la Gibson, de Lucetti, de Zamboni, se le atribuyen a la masonería franeesa o directamente al Quai d 'Orsay. En 1930, en una especie de marcha heroica y triunfal de Florencia a Milán, Mussolini estalla en una serie de proclamas una más ·altisonante y amenazadora que la otra. La opinión se pregunta atolondrada qué es lo que pasa. No sucede nada; el contrario, este paroxismo de elocuencia guerrera, tan mal acogido en América, y t.al vez precisamente por eso, semeja una especie de canto del cisne heroico. · Con 1931 ~e diría que el diablo se hace monje; en Ginebra S. E. Grandi, más briandista que Briand, se pronuncia por un política de solidaridad europea y mundial,. por un nuevo arreglo de las deudas, por la tregua general de los armamentos. Un ministro fascista habla, finalmente, el lenguaje de la razón, y eso será en realidad el motivo de su · desgraei~. • El fondo de las cosas no cambia: la nación es puesta a durísima contribución en un esfuerzo militar desproporcionado a sus fuerzas. De cinco a siete mil millones por año gastados en preparativos militares. Soldados y más soldados, cañones y más cañones, aeroplanos y más aeroplanos. . . Según la fórmula mentirosa de Mussolini se trata de garantizar la paz a la sombra de las espadas. En verdad, i;;esigue el programa del general fascista Gandolfo con el espíritu que lo ha dictado : permitir a Mussolini, en la hora H, lanzar sobre la balanza veinte o treinta divisiones y una aviación formidable, en la ilusión que eso bastará pára que en Europa nadie chiste y para que la Sociedad de las Naciones se incline ante la fuerza. _ Cuando en 1933 Hitler llega al poder en Alemanía, en Roma quedan inundados de cloria. El encuentro de los dos dictadores en Venecia es organizado como un desafío contra los imperialismos "pourvus et repus ". Pero también esta vez Mussolini sigue un camino_ equivocado. Austria es entre Italia fascista y Alemania hitlerista un obstáculo insalvable. Uh año deia;puésdel encuentro de Venecia dos divisiones italianas son movilizadas para montar guardia en el Brennero contra el peligro germánico en Austria. Del periplo mussoliniano no queda nada. O, mejor, sí, algo queda; queda el ejército; quedan los cañones; queda la aviación; queda el instrumento de guerra, del cual Musolini resulta el :;,iervo después de MATTEOTTI • XII ANIVERSARIO
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