El primero,. :pidió perentoriamente reparaciones'y excusas; el segundo ofreció el arbitraje y, desde el 14 de dic¡embre, reclamó la atención del Consejo de la Sociedad de Naciones sobre la "gravedad de la •situación". l;,os bárbaros reveláronse más hábiles y menos· impulsivos que los maquiavélicos diplomáticos romanos. Comenzó entonces ante el tribunal ginebrino la batalla de las notas. N'ota etiópica del 18 de diciembre, contranota italiana del 24 ·elediciembre, etcétera,. etcétera. A mitad de -enero el Consejo de la S. de N. fué investido de la cuestión y de acuerdo· con las partes invitó a los gobiernos _interesados, a buscar una solución amistosa mediante negociaciones directas. El 29 de enero se produce un nuevo incidente en la frontera de Somalía, en Afdub; nuevas protestas, nuevas notas. Iniciándose por el camino que lo debía llevar a la guerra, Mussolini decretó el 11 de febrero la movilización de dos divisiones destinadas al Africa, la Gavinana y la Peloritana. Pero en este mom:ento la' atención se desvía de Africa para posarse 1 sobre Alemania, donde Hitler, en abierta violación con el tratado de Versailles, había restablecido el servicio militar obligatorio. Contra esta violación unilateral de los tratados insurge naturalmente Francia, se- .guida -¡ oh, sorpresa!- por Italia fascista y por Gran Bretaña. El "frente de Stresa", como es llamada la conferencia franco-ítalo-inglesa que tuvo lugar en el Lago Mayor en abril, pareció entonces restablecer la unidad de los ex aliados de guerra. P~ro cuando, en la sesión de mayo, la cuestión ítalo-etíope apareció dp nuevo ante el Consejo de la S. de N., el frente de Stresa se halaaba ya seriamente en peligro. Fué solamente manteniendo la cuestión en el terreno de los procedimientos, que fué posible entonces y por algún mes más, disfrazar la profunda desinteligencia entre las tesis italiana, francesa e inglesa. A pesar de la tensión que empezaba a originarse, el Consejo halló una fórmula conciliatoria y dilatoria. Al comprobar la quiebra ·de las negociaciones directas decidió someter al arbitraje el incidente de Ual. Ual. Pero los ingleses ya manifestaban cierta impaciencia y pidieron que dicho arbitraje fuese terminado dentro de los dos meses, en mérito de, que el Consejo se habría reunido de nuevo "para examinar la situación"., • Desde este momento, se inicia una carrera para ganar tiempo entre el gobierno fascista, el cual se preparaba febrilmeii.te para atacar, pero cons~ treñido a esperar el fin de la estación de las lluvias en Etiopía y 'la Sociedad de Naciones que esperaba una imposible conciliación de los adversarios. Por desgracia, el tiempo, así perdido en Ginebra, fué, en último análisis, fatal a todos: a Italia, a Etiopía, a Europa y a la misma S. de N. 39 • MATTEOTTI • XII ANIVERSARIO
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