contra ia paz. Históricamente puede decirse que en la crisis presenta de la sociedad italiana, Mussolini es el instrumento de una aberración nacionalista; de una enfermedad de grandeza extraída del mito romano, de la que se hallan las trazas malignas en toda nuestra historia nacional y prenacional, que constituye el fondo idealista y patológico de nuestra .burguesía y pequeña burguesía, que es de .la derecha pero también en· parte de la izquierda patriótica, que en el alba del Resurgimiento sugiere a Gioberti el primado, que asume en Mazzini los aspectos de una misión moral sin cesar de tender a la universalidad de Roma; que irrum:rie con Crispi en la aventura colonial y queda adormecida en sus sucesores prudentes por los peligros, que la poesía expresa en el mito romano con Carducci, en la Italia proletaria en marcha con 'Páscoli, en la dannunziana exaltación erótica de la batal,la y· del heroísmo ensangrentado, que políticamente triunfa con la intervención, con la marcha de Ronchi, preludio de la marcha sobre Roma. Siempre, desde su origen a su epílego, esta aberración nacionalista marcha del brazo con la• aberración reaccionaria sirviendo de m,áscara a la concuspicencia de la vieja o de la nueva camarilla política y económica, apartando a Italia del c·amino de la revolución, la revolución en 'el interior con la reforma agraria y con la caída de las superextructuras parasitarias capitalistas, la revolución en Europa con la creación de una federación de Estados libres y sociaiistas. Lógico es, por consiguiente, que para llegar a la guerra Crispi deba pasar a través de los estad05 de sitios; que Salandra conciba el esquema de una intervención italiana en la gran guerra del 14 como una operación de política interna contra los socialistas; que, en fin, Mussolini avance sobre el cadáver putrefacto de las libertades populares para llegar a la guerra que es para él fin y medio; un fin por la ilusoria esperanza de resolver las dificultades italianas en el surco trazado por la tradición imperialista del capitalismo; un medio para justificar el atentado contra la libertad y la opresión de ayer, de hoy y de mañana ... Si habrá un mañana para el fascismo y si la guerra de Africa, epílogo de la política nacionalista y reaccionaria no está destinada a ser, al mismo tiempo, el prólogo de la revolución proletaria. II 1LA GIUERRA DE MUISSOI;INI Veamos cómo Mussolini ha llegado a la que podemos llamar "su guerra'', en ·el sentido que él ha determinado las condiciones de tiempo y lugar. A este propósito corresponde recordar lo que el señor Rossoni, ministro fascista de Agricultura, ha declarado en una entrevista del 23 MATTEOTTI • XII ANIVERSARIO 26
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