Pero por una paradoja asaz curiosa Giolitti mismo, cediendo a la presión de la industria pesada, debía, en 1911, con la expedición a Tripolitania, herir de muerte su política y reabrir el ciclo de la guerra. Entonces el Partido Socialista, unánime de Turati a Mussolini, denunció en la guerra de Trípoli la traición a los intereses y a los ideales italianos. Los acontecimientos diéronle la razón ya que, desde la guerra de Trípoli en adelante, Italia no ha hallado más su paz interior. La guerra del 14 al 18 convulsionó de manera radical el equilibrio europeo, y especiálmente el italiano, sin que nuestra clase dirigente demostrase poseer conciencia, tanto en el plano interior, donde cada experiencia tipo giolittiano resultaba radicalmente imposible, sea en el aspecto internacional, donde era menester buscar la llave de la solución en una política nueva y en un nuevo orden, dominados no por la id!ea de ~a conguista y el predominio, sino po~ la de la coordinación y colaboración europea. Mientras se reunía en Versalles la Conferencia de la Paz para rehacer el mapa de Europa y para decidir del destino de los pmiblos, la burguesía italiana, en sus núcleos más activos, los nacionalistas, demostró tener ~na noción provinciana y puramente sentimental de los problemas italianos. Se hipnotizó por Fiume y Dalmacia. Los demás se repartían el mundo ; el nacionalista italiano ;;e exaltaba y lloraba por los cuatro leones de mármol de Spálato y Sebenico ! En la lucha entre Wilson y los imperialistas franceses e ingleses, la diplomacia italiana permanecía muda e indiferente disputimdo al frío egoísmo de los aliados de guerra algún metro cuadrado de interland alrededor de Zara. Su héroe era D 'Annunzio, como más tarde su profct,a debía ser Mussolini. Cuándo de' la confluencia de las desilusiones nacionalistas por la llamada "Victoria mutilada", de la unión de los intereses particularei, amenazados por el proletariado socialista en sus progresos, de las desilusiones proletarias por la revolución prometida y fracasada, resultó la ·marcha sobre Roma, :.entonces la esencia, íntima del nacionalismo halló su expresión en un realismo sin principios que dió a la política exterior mussoliniana el aspecto de un perpetuo zig-zag. donde de definitivo no se hallaba más que la burla del derecho y la adoración de la fuerza. "O expanderse o explotar", a esta fórmula insensata la Italia de Mus.solini ha subordinado hoy sus energías sin saber bien dónde habría de golpear, en Africa, en Asia, o contra éste o aquél país de Europa, sola o con ésta o aquélla constelación de Estados; orientada ·hacia la guerra como hacia la única aventura digna de ser vivida, como hacia la única solución adecuada de nue&tras dificultades. Hay un nexo lógico, indisoluble, entre el 28 de octubre ·de 1922 y el 3 de octubre de 1935; entre, el atentado contra la libertad y el atentado MATTEOTTI e XII ANIVERSARIO
RkJQdWJsaXNoZXIy MTExMDY2NQ==