Tribunal· Especial, las milicias (¡siete!) la policía, la "Ovra". IJa guerra ·fué el expediente que distrajo la atención pública del desastre interno para dirigirla hacia nuevas esperanzas y nuevos espejismos, gracias a los viejos, pero siempre· .eficaces, recursos "patrióticos". -Guerra abominable. - Con la cual el gobierno fascista ha roto el pacto de la .Sociedad de las Naciones, provocando por lo mismo la adopción de sanciones, que fueron, por otra parte, aplicadas demasiado tarde y en .forma mitigada y 'parcial; ha roto el pacto de amistad perpetua con Abisinia y el pacto con Francia e Inglaterra; ha hecho caso omiso de todos los demás convenios de paz estipulados bajo la égida de la S. de las N., comprendiendo aquel del que fué iniciador: el "Pacto de los Cuatro". Y .cubrióse de infamia, una vez más, atacando a un pueblo desarmado, que supo resistir, durante. meses y meses a la invasión, oporiiendo solamente ·al avance arro• llador de lo!{ medios más recientes de destrucción y muerte, los frágiles obstáculos de· los desnudos cuerpos de sus hijos. Y el gobierno fascista ma'nchó la misma tradición militar italiana, que si no fué tan heroica como en las descripciones de los textos de escuela ttodos los países se enorgullecen de poseer el más heroico ejército del mundo) era, por lo menos, honorable. Hoy día, el honor y el valor consisten en los combates de aviones contra las. _tiendas de los hospitales, tanques contra bastones, cañones contra cabañas de paja. No sin motivo la escuadrilla de Ciano copia la denominación, pues con~ .tinúa -su espíritu, de la "squadra" de Dumini: "La Disperata". ~ Guerra idiota, por fin. Porque resulta contraproducente, aún bajo el _.misino punto ·de vista imperialista. Las anteriores guerras coloniales sirven de ejemplo. Ellas representaron para Italia otros tantos desastres económicos. Elocuentes son las cifras. Para la conquista de la Eritrea y la ·somalia, de Trípoli y la Cirenaica, gastáronse 15.000 millones de liras, se perdieron, sin calcular a los heridos, 23.000 hombres. Ahora bien, en todas aquellas colonias .hallaron trabajo, en decenas de años, en calidad de caro. pesinos, menos d~ 3.000 personas, con más precisión: 2.901. Con una simple operación aritmética se puede calcular que el precio de la colonización de un trabajador de la tierra en las Colonias italianas es, en cifras redondas, de 5 millones doscientos mil liras... ¡y ocho cadávere3! Dentro de poco, una vez transcurrida la borrachera abisinia, se notará que no diversas, sino tal vez peores, serán las condiciones para la coloca• ción de la mano de obra italiana en la lejana Etiopía. Nos hemos detenido recordando el primer manifiesto del Comité contra la guerra, porque definía las bases de nuestra oposición. La actividad posterior no consistió más que en una continua afirmación de los postulados de aquel manifiesto. Pero, resumamos también los principales actos sucesivos. El Comité, al terminar su período inicial de propaganda, proselitismo _y organización (a través de reuniones en diversos barrios, conferencias, visitas informativas, comunicaciones a la prensa, etc.), preparó una manifestación, que se realizó en la Plaza Italia, el 6 de octubre de 1935, con 15 • MATTEOTTI ·• XII ANIVERSARIO
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