núan lo1ssaqueos, las apaleaduras, los asaltos a casas particulares. Por segunda vez se atenta a la casa del Prof. Pieraccini ; por segunda vez la puerta resiste. Los fascistas son dispersados por 103 carabineros; pero sin que ninguno de ellos sea detenido. Finalmente en la tarde del día 4 el jefe de policía se da cuenta que algo debe haber pasado y publica una ordenanza con la que prohibe toda clase de manifestaciones y los grupos de más de cuatro nersonas. Farinacci, secretario del P1-1rtido fascista, tel1tgrafía de;de Roma, que por orden del "duce" se ponga término a toda vengan7.a. Sin embargo la orden '' ducesca'' no es acatada y las represalias continúan. El día 5, con gran pompa, se efectúa el funeral de G. Luporini; su nombre figura en el libro glorioso e.lelos mártires fascistas. Al contrario, los cadáveres de Becciolini, Pilati y Console fueron traídoG casi oenltamente, escoltados por un piquete de carabineros. Es que aquellos muertos inspiraban terror. Justificación oficial de la masacre El lunes 5 Farinacci llega a l~lorencia, enviado para practicar una invt>stigación. El resultado e.leaquélla fué condensado en el siguiente comunicado oficial, en el cual se ve claramente la preocupación de saJvar a los asesinos. "En la tarde del sábado, despu61:; ele haberle acordado con aHterioridacl una cita, G. Luporini dirigíase a la casa del venerable G. Bandinelli (lo de la cita es falta, tan sólo para justificar la preparación ele la emboscada). l\1ientras Luporini y otro compañero discutian, se hizo presente en la pieza un tal Becciolini, que sin mediar palabras hizo yarios disparos contra 51 los fascista. . Los elementos más apasionados, antes que los dirigentes del fascio pudieran tener la po. ibilidad ele fijar ele un modo preciso lo que había pasado, procedieron de inmediato a las represalis. (Los asesinatos ele Pila.ti y Console fueron cametielo horas ele.'Jrnés, premeditados y prepnrados con toda sangre fría). Pila ti en pleno Concejo l\1unicipal, representante de la minoría Social - Comunista, hacía público ultraje de su misma mutilación, maldiciendo la guerra y la Patria. (En verdad Pilati, nunca hizo tal cosa, y una vez fué elogiado 1)0r un concejal electo por los fascistas, que se congratuló con {>] viendo cómo había (5ervido la patria, al que Pilati conte. tó: Esto significa que el Socialismo no es escuela ele cobardía). El asesinato <le Console está justiiicaelo por las circunstancias que él mi1;mo había siclo redactor del Avanh!, candidato político, neutral ista y uno de los jefes del Non Mollal'e.", A<lrmús del comunicado oficial Farinacci publica en el diario La Nazione del 6 de octubre, un artículo donde exalta la figura de Luporini, justi ficando también, las repre ·alias acloptadas. Poco dcspu{-s se inicin la farr;a juclicinl, pues el gobi<'r·no tenía que deme:;trar que quería c>a1:;tigm· a los cnl-· pables. La prohibición -clr hablar- dE' loq hechos, en la prensa italiana, 11 i7.o que la fa11tasía popular tornara cuerpo, y las 11otieias public,H1as en diarios extranjeros aparecían aún más gravrs ele lo que eran en n1lidad. 'Justicia fascista' Aclrmá.'l, ha.v que tener en curnta que Florencia, ciudad de turismo, d111·ante tocias las épocns del nño está llena ele fora:,tcros, y a nrncl,os de ellos les fné dado presenciar· lo;-; liC'- chos ocunic1os; por ello el gobierno
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