Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

sede, reciben fas órdener;. Las calJes céntricas de la ciudad quedan desiertas, lCfsciudadanos que tardan en volver a .srn, casas son apaleados. Durante la noche empiezan las devastaciones : trece bufe tes de abogados, una farmacia, ocho neg-ocios, una sastrería, .son saqueados. l\Inchos fasci8tas aprov('chan la oportunidad para ·robar a. mansalva. M<Ístarde empiezan las operaciones conti-a las casas particulares. La casa de la escritora A. Ro~sclli es a.saltada; 1111a ctrnclrilla r.;epresenta en el domicilio del ex diputado Frontini que está Rusente. Sus familiares se rehusan a <\brir, y a los g-rito.sde auxüio de aquellos, corren rlc propia iniciativa soldados del cuartel cercano. Los fascistas se retiran. Lor:; clcpartnmcntos del Prof. M:ariotti, socialii;ta; del ex diputado Targ·etti; ,clel d_ipntado Balclesi, y del Prof. Picracc:ini, son asaltados. Afortunadamente, Targ-etti y Balde.si no están en sn.s domicilio.-;; las puertas ele las casas de l\Iariotti y Pieraccini rci-_;Ü;tenal f nc0 ·o fasci,;ta. El socialista. L. Ferro, vifjo, casi ciego, está en su casa: Pc!rRsalvarse huye por los techos sin vestirse, no pudiendo hacerle otra. cos¡:¡los fascista1; destruyen todos sus mueble::;. El barbaro asesinato del diputado socialista Gaetano Pilati Cerca de la media noche un ºTupo ele fasci.':itas, sigilosamente, se ;cerca a la casa del 1"X diputado socialista Gaetano Pifati, hombre íntegro, honesto y laborioso 1 decorado con meclaJla al valor militar y mutilado de guerra. Por una escalera los fascistas llegan hasta la ventana del dormitorio ' e1:1trandoen el mismo. Pilati, sorprendido en el sueño, enciende la luz; junto a él está su señora. Los fascistas 50 le imponen vestirse y seguirles al fascio; acto seguido le preguntan: -¡, Es usted Pilati? -Sí, Pilati o:;oyyo. -Entonces; no es necesario que venga. Y una descarga cerrada cubre las últimas palabras de los asesinos. Asisten a la horrible escena la señora y el hijo. Pilati, herido en varias partes, es trasladado al ho:3pital; una doctora le atiende, lleva ella un distintivo fasci~ta. Pilati la mira con severidad en los ojos y le dice: --¡ Ah, señorita, lo que no me hieieron los austríacos, lo han sabido hacer· los italianos! Murió clespu0s de tres días de 1mfrimientos. El abogado Console matado entre sus hiios Otra cuadrilla llega a la casa del abogado Console. Console había purg-ado cuarenta días de cárcel, acusado de participación en Ja compilación de la hoja clandestina Non Mallare, siendo absuelto por falta de pruebas. Pero si los jneces Rbsuelven, los faBcistas matan. Los fascistas penetran en la casa valiéndose de una artimaña. Console busca refugio en el dormitorio de los hijos, dos niños de corta edad. Los fascirstas llegan hasta la pieza. Console está en medio de las dos camitas; la señora y los dos chicos se arrodillan ante los asaltantes implorando piedad. Todo en vano, los fascistas no conocen aquel sentimiento. Ocho e1:;tampidos repercuten su eco en la pieza, cinco dan en el blanco. Cuando llegan de la comisaría, los agentes, encuentran la señora y los hijos llorando sobre el cadáver ensangrentado del esposo y padre. En los suburbios de Florencia también se efectúan represRlias. El día 4 por la mañana se conti-

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