tido puede asumir la responsabilidad de dirigir ella sola el movimiento y la Confederación se empeña a no obstaculizar el movimiento mismo. En este momento la Dirección del partido no entiende valerse de esta facultad. Tal vez más adelante, modificadas las circunstancias, la dirección considerara oportuno reclamar la efectividad del pacto establecido entre nosotros y vosotros y estoy seguro que cada uno reispetará ese pacto. D 'Aragorw. - Debo agradeceros en nombre del Consejo Directivo. Los aplausos (a Gennari) demuestran que nosotros debemos agradecer a la Dirección del Partido por las declaraciones que acabamos de oír. Nosotros podemos asegurar a la Dirección del Partido qne citando ella crea oportuno asnrnir la responsabilidad completa ele la Dirección del movimiento, nosotros así conio hem,os ofrecido las fue1·zas confecleradas las volverem,os a ofrecer. Reanudadas las negociaciones con los industriales, la agitación terminó con un triunfo qne desde un punto de vista estrictmnente sindical es único en toda la historia del movimiento obrero internacional. La Confederación del 'l'rabajo impuso la acepta- . ción del eontralor sobre las empresa,~. La F.T.O.M. obtuvo la aplicación casi integral de sn memorial; en pocos días las conquistas conseguidas por los metalúrgicos fueron extendidas a los trabajadores de todas las ·otras indUJ3trias, pero la conquista del ]Joder - que al clausurarse la agitación pareció tan sólo postergada - se hizo imposible por la escisión del partido impuesta trer-;meses después por Mo13cú. Hay que recordarse que durante la ocupación de fas fábricas Mussolini defendió a Jos obreros. En una conversación mantenida conmigo declaró que a él no le interesaba que las fábric 1 as pedrtene_ci 1 eran ª. l 1 os obrero~, y .45 no a os rn u:;tria es y s1 a ocupacion desembocara en un movimiento revolucionario constructivo él hubiera estado al lado de los revolucionarios. Terminada la agitación Mussolini escribió que con la victoria de los metalúrgicos comenzaba una nueva historia. El hombre tenía fe evidentemeute en la conquista del poder por parte de los socialistas y no quería o temía que se le eliminara de la circulación polít'ica. Cuando, sin embargo, se dió cuenta - después de la escisión del pax-tido - que la conquista socialista del poder se había vuelto imposible, entonces abandonó todo escrúpulo y comprendió que la burguesía, todavía presa del miedo, no hubiera puesto trabas a sus ambiciones y que más bien lo ayudaría, como efectivamente lo ayudó. Después de la escisión del partido empezaron a asomar las primeras acnsaciones comunistas contra la Confederación y contra los socialistas que habrían impedido la conquista revolucionaria del póder. Pero en el Congreso de la Confederación que se 'celebró en Liorna en febrero de 1921 - e,3 decir, cuatro meses despué¡:; de la ocupación de las fábricas - ningún orador comunista se atrevió a hablar de traición. Los oradores oficiales de la fracción comunista (Repossi, Vota y 'rasca) no pronunciaron una sola palabra acerca de la ocupación de las fábricas. Tan sólo J\,fisiano, actualmente en Rusia, habló de ella, pero no para acusar de traición a los dirigentes de la Confederación, ,sino para expresarles sus sentimientos de deferencia. Véase para esto la versión taquigráfica del Congreso. Por otra parte, contra toda acusación de traición, se levantó noblemente ,facinto Menotti Serrati en el Avanti, no obstante ser un decidido adversario de los dirigentes de la Confederación. '' Todos saben, e!3cribió Serrati, que la idea de lo que en Rusia se llama traición estaba tan lejos del riensa-
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