Sobre el italianos Congreso expatriados, contra de los ·1a guerra Uno de los cánones fundamentales sobre los que apoya la arquitectura constitucional ele la Liga de las Naciones, es la autonorrúa y la insindicabüidad de los regímenes internos de los estados adheridos. La palabra d~ orden: "No meter las narices en las cosas internas de las otras naciones'' se quiere hacer pasar como una prueba de gran liberalidad democrática, mientras - si no está inspirada por intenc1ones propiamente reaccionarias - determina en su rígida aplicación la parálisis de la alta y principal función que está llamado a ejercitar el instituto ginebrino : la de la conis:ervación de la paz. Los pueblos, en ese anacrónico ambiente burocrático-diplomático, no tienen voz en capítulo. Ellos pueden ser impunemente uncidos al carro triúnfal de cualquier audaz y afortunado aventurero y el régimeú que viene creado con esa manumisión del concepto de sana y legítima libertad democrática es el qqe obtiene el reconocimiento oficial de la Liga de l1-1s aciones; la que, en un sentido abstracto y engañador, proclama el derecho wilsoniano de la libre elección, por parte de los pueblos mismos de su propio ordenamiento político interno. Mas ¡, qué hace el excelso aeropago ginebrino para constatar si verdaderamente los varios regímenes son el en Abisinia 37 _, fruto de la libre y genuina voluntad de los pueblos? Y más aun, i qué hace cuando tiene puebas que los pueblos son asaltados al interior por la,3 diversas ofensivas reaccionarias, las que buscan destruir con el hierro, con el fuego y con la barbarie más inaudita, todo libre ordenamiento y toda humana situación de convivencia social? ¡, Tal vez no saben los altos bonetes de la institución internacional por la paz que sesionan en Ginebra, entre los que se cuentan representantes de gibiernos más o menos demócratas, cuántos horrores y cuántas masacres internas han representado y representan la instauración y el mantenimiento ele las dictaduras sin control? ¡, rral ves no saben en mnebra que en esas dictaduras se cultivan los gérmenes de nuevas guerras? Muy sencillo. El Japón, para hacer su guerra, se separa de ]a Liga de las Naciones ; la Alemania, para prepararla, hace otro tanto; e Italia, para que la dejen hacer, ya amenaza con seguir el ejemplo. ¡, Y entonces? Los " commis voyageurs '' de la alta diplomacia, en jira por los varios países para tapar agujeros, para conjurar conflictos o para reprimir los · que están por estaJlar o que ya estallaron, deberían de una vez darse · cuenta que es la profilaxis de los or-
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