Pagine di quotidiani e riviste dedicate a Giacomo Matteotti - 1925-1974

mónitos de los primeros desterrados llegados a sus países. De todos modos, después del tardío reconocimiento - • impuesto por la evidencia de los hechos - de dichos elementos reprei3entativos tomados de por sí personalmente o actuando solidariamente en los institutos parlamentarios socialistas y sindicales, la marcha ascendiente del fascismo puede decirse que ha ]legado a una etapa de arresto, preludio de su retroceso. No se puede negar, pues, que este resultado se debe en gran parte a la infatigable e insistente campaña concentracionista. Y sería injusto no reconocerlo así, solamente porque la espera fué demasiado larga y algunas veces amargada por diseni3iones internas. Alcanzado por lo tanto -. a pesar de los dolorosos errores - el objetivo de crear una conciencia netamente antifascista en las esferas demócratas del mundo, en las internacionales políticas y económicas y en todas las personas no dispuestas a sufrir el yugo de la tiranía, la '' Concentrazione'' debía disolverse y dejar libre paso a la acción autónoma de los partidos, de los organismos y de las clases antifascistas. Acaecido esto, la herencia ideal y legítima - aunqne sea con beneficio de inventario - de todo movimiento, debía lógicamente pasar a la representación política de la clase proletaria en contra de la cual más especialmente, sino únicamente, se había encarnizado el fascismo, y en contra de la cual continúa la pemecución y la opresión tiránica de los altos verdugos del "novus ordo ", propiciado y potenciado en todas partes por el capitalismo burgués. El Partido S9cialista debía, en dicha emergencia, ocupar el puesto central - si no eu el m1mdo - en la acción antifascista y lo ha ocupado uniéndose, con inteligente y feliz es- 28 , trategia, en. un frente compacto, con el otro partido de clase, el Comunista que, francamente, m él solo con el cual pueda armonizar en la táctica y en las finalidades. Todo esto no quiere significar repudio de las otri:J.sformaciones política,'> que todavía existen, a las que queda - si de buena fe lo quieren - una función importantísima de flanqueamiento en la ardua batalla y, tal vez, de integración, por las primeras posiciones de conquista parcial en · el transpaso de la obra demoledora a la recorn3t,ructora. No viene al caso dar a estas notas un contenido polémico o crítico sobre ciertas veleidades de supremacía o sobre pretensiones más o menos orientadoras o directoriales de algunas de dichas formaciones anteriores o posteriores a la disolución de la '' Concentrazione' '. Empero, en línea de g-enfrica clarificación, hay que tener presente que no hay partido, con exclusión (le los que representan ]a clase trabajadora y el Partido Republicano, que no haya por lo menos vacilado frente al surgir del fascismo. Ahora, como es natural, el cle.-;engaño ha operado algunas metamorfosis. En la graduatoria ele los partidos que quieren volver al redil demócrata, hay alguno que no se salva de la vergüenza de la complicidad, necesaria o no, por el éxito de la dictadura tiránica. De todas manerar3, los partidos Liberal, RadicRl, Popular, Reformista, Progresista, Clerical, etc., todos, antes o después, han, cuando menos, fornicado con el fascismo. Más aun, los jefes de gobierno, que en la post-guerra se han alternado en el poder, precisamente como exponentes máximos de esor3partidos, han decididamente concertado la traición del pueblo, junto con el señpr Mussolini,

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