VII ANIVERSARIO gun acto dc violencia individuai es excusable. Solo la mentalidad inferior y ruin de un :Mussolini pucde conceptuar los atentados corno unos vulgares accidentes de trabajo en la vida de los reyes. Pero a la luz de las contin.- gencias de una situacion anormal, la violencia individuai no es otra cosa que la manifestacion esporadica de la colera surgida de la multitud; y llega entonces a explicarse aun cuando,, desde un punto de vista rigurosamente ortodoxo, no se pueda justificar. Mas cuantlo quiPnrs recurren a esa practica se llaman :Ferna,ndo De Rosa o Gino Lucetti, <lébesc reconocer el esfuerzo cumplido por cllos para ennoblecer el medio, sin necesi<lad de apelar al axicm1a jesuitico de que el fin justifica los medios. En cstos casos, el medio ha siclo dcsde ya justificado por un proceso dc justificacion interior, que se ha desarrollado en guicn ha decidi<lo el gesto vengador, hasta identificarse con tan altisimo proposito. Medio y finalidad se funden entonces en un mismo y vehemente deseo de pureza sentimental y de Iuz idc.al. Esta es, pues, la esencia y cl sentiùo del atcntado indiviclual, cuanclo no respondc al acto inconsulto de un demente o de un clesesperado. Solamente esp1ritus estrechos pue- <lcn considerar a Lucetti v De Rosa eomo vulgarcs ejecutores de ordenes obscuras. De Rosa y Lucetti no han obedeciclo mas quc a manclatos de sn conciencia. Hombres corno cllos, no han ohedccido, ni obcclecen: mandan. No pueden ser simples ejecutores, ni ejecutan: anteceden. Gufas son y no gregarios; libcrtadores, mas o menos afortunados, pero sicarios, jrumas. La vida de Gino Lucetti merece, dcsde luego, scr conocida ampliamenie y deberfa ser referida por quienes !a conocen mcjor. Pero sea quienquicra aquel que cmprenda tan delicada tarea, si quiere hacer obra digna, tenòd, ane buscar entre los pei'iascos de Villafranca - sohre el- l\Iar y por Ios scndcros de los Alpcs :Madtimos un poco del alma pensativa y voluntaria del Héroe, hoy en cadenas. LUIGI CAMPOLONGHI. Postrimerfas~ CUANDO ya habfamos empezaclo la impresi6n de este Nùmero Unico, destinado a recordar - en el nombre del l\Iartir de los Martires - a todas ìas vfotimas dc la sa11grienta dictadura fascista, tres noticias nos llegan de Italia que no podemos dejar de consignar en estas hojas. El 28 de mayo el Tribuna! faccioso conden6 a muerte al anarquista Michele Schirru, que habia proyectado castigar a Mussolini de sus infinitos delitos. Y la sentencia - mejor dicho el asesinato - se ha llevado a efecto inmediatamente. Dos dias después el mismo tribunal condenaba algunos dirigentes de la agrupaci6n "Giustizia e Libertà'' a penas que van desde seis a veintc aifos de rcclusi6n. Los condenados son el Prof. Bauer y el Prof. Rossi a 20 afios ; el ingeniero Calace y el perioclista Dino Roberto (fundador de la asociaci6n de invalidos de la guerra y voluntario en la misma) a 10 afios; y el sargento aviador Viezzoli a 6 afios. La tercera noticia es la de que l\Iussolini ha ordenado la clausura dc ìos Centros Cat6Hcos. Son estos tres cpisodios de gran significaci6n, pues marcan sin eluda alguna el comienzo del ocaso, el término de un mandato tan criminalmente arrebatado por el "duce", en un momento de inconcebible pasividad ciucladana. Débil debe sentirse cl sefior l\Iussolini, cuando necesita aumentar aun el terror con que tiene sujetos a 40 millones de italianos, y cuando contra él se alzan, con el brazo armado de voluntad y de fierro, descle el clesconociclo obrero idealista hasla el universitario ilustre. Débil debc scntirse el sciior l\Iussolini cuando apela a un recurso
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