Interrogations - anno VI - n. 17-18 - giugno 1979

ta proponer alguna « especificidad » de las mismas, que parecen hoy, mas que nunca, hacer emerger tendencias transgresivas de naturalezza sustancialmente autogestionaria. Estas tendencias no parecen haber expresado todavia toda la potencialidad en esta direcci6n, bien por una falta de atenci6n a las « condiciones » que lo hacen posible, bien por una falta de profundizaci6n de los elementos cualitativamente nuevos, proprios de esta sociedad (desarrollo tecnologico, procesos organizativos, planificadores, etc.), al frente de los cuales puede, y debe, hacerse valer el caracter de utopia concreta de la autogesti6n, sin que deba sufrir - corno ocurre ahora - los ataques concentricos de quienes, a través de ellos, intentan volver vana cualquier perspectiva de esta naturaleza. LOURAU - Actualmente no existe un movimiento autogestionario. En cuanto al porvenir, cuya imagen nos determina corno determina todo Proyecto, hay que confesar que no es rosado: mundializaci6n del Estado y del capitalismo (estatal o privado), amenazas de una tercera guerra mundial. Todo esto deberia conducir a un pesimismo tota!. Pero la historia no va en un unjco sentido. Las formas que experimentan las revueltas anticapitalistas son siempre formas autogestionarias. Lo imaginario socia[ que existe en toda instituci6n es tambien lo que anima todo proyecto de formas sociales nuevas. Ciertamente, pareciera que la institucionalizaci6n de todo movimiento socia! de revuelta es - fuera - una fatalidad. Ahora bien, la institucionalizaci6n, es la negaci6n del proyecto inicial: el « Partido Revolucionario Institucional » es el final (aboutissement) humoristico de la revoluci6n mejicana. Y hace ya mucho tiempo que los soviets han sido enterrados por la « Union Sovietica». Sinembargo, la historia de la autogesti6n seiiala una linea de resistencia a la institucionalizaci6n: las contra-instituciones aparecen de mas en mas corno fuerzas de lucha antiestatal y anticapitalista. Para esto, ellas deben sobrapasar e! estadio estético de las comunidades de la contracultura, e! estadio pedag6gico-terapeutico de las refugios para marginales, asi corno el estadio puramente econ6mico de los colectivos de sobrevida impuestos por la desocupaci6n. Como lo demuestra la experiencia de los periodos « calientes » de la historia, la posibilidad de sobrepasar la contradicci6n vivida por las contro-instituciones (o desaparecer o ser recuperadas) exige que sea tomada en cuente la totalidad de la vida cotidiana. BOOKCHIN - La autogesti6n ha sido raramente explorada en terminos de relaciones con el cambio tecnico y con sus efectos sobre las formas libertarias de organizaci6n. Al desconocer esta interaci6n vita!, Ios teoricos autogestionarios se han rendido inconscientemente a los prejuicios tecnocraticos y econ6micos del moderno capitalismo corporativo. Han interpretado la autogesti6n esencialmente corno « contro! obrero », « democracia industrial », « participaci6n economica». Se ha visto el lugar de la autogesti6n esencialmente -en la fabrica y su sujeto en el proletariado. Pero la autogestion puede ser vista corno algo mas que un sistema libertario de gesti6n industriai. En primer lugar e! mismo concepto se 255

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