ENRIQUE GUTIERREZ Razonar en terminos de clase dirigente, es afirrnar una cierta permanencia del orden social actual. De hecho, producto de la historia politico-social de estos veinte aiios ultimos, esta clase dirigente solo se reforz6 en numero y en poderio econ6mico y politico durante el periodo del gobierno Banzer. Como los intereses de los unos y de los otros se hallan muy imbricados, no es facil que llegue a quebrarse peligrosamente. Ademas, la alta burocracia del Estado no dejara de aumentar en numero yen prerrogativas en los afion pr6ximos, sobre todo si se tiene en cuenta que queda aun bastante que hacer en el piano administrativo y social para llegar a cubrir el conjunto del territorio y que el Plan Nacional de Desarrollo en vias de ejecuci6n reserva un lugar muy importante al sector publico en la economia nacional. En el interior de este conjunto, los militares disfrutan de la mayor movilidad tactica y pueden, pues, imprimir al pais la direcci6n politica que mejor se les antoje, de acuerdo con sus propios criterios; criterios que de todas las maneras no controvierten la preminencia de la clase a la cual pertenecen. Por tanto, las pr6ximas elecciones unicamente pueden ser organizadas - en efecto, lo son - mediante el consentimiento del ejercito. el grado de libertad del gobierno que surga de las elecciones sera el que el ejercito le autorice, sobre todo por cuanto serefiera a su permisividad respecto a las organizaciones politicas y sindicales de oposici6n. * * * A esta breve exposici6n sobre la clase dirigente, habria que agregar un capitulo sobre las clases explotadas que, de siete afios de dictadura, hacen oir su voz. Y que voz! Todo comenz6 el 28 de Diciembre de 1977, cuando cuatro esposas de mineros y catorce de sus hijos comenzaron una huelga de hambre en el arzobispado de La Paz reclamando la amnistia general, el libre ejercicio del derecho sindical y la reintegraci6n de los mineros licenciados por causas politicas. Tres semanas mas tarde, cuando los huelguistas del hambre eran ya mas de 1200, repartidos en todas las ciudades del pais, el gobierno cedia a sus exigencias. Despues de tal golpe de ariete, se podria pensar que era el fin del gobierno Banzer, o al menos, que el tendria de mas en mas dificultades para gobernar. ·Pero no es asi. Los exilados vuelven poco a poco. Desconfiados. Las reintegraciones no se reseulven. Los sindicatos se reorganizan dificilmente ya que el 72
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